valentina y su lucha
RIO 2007
El diario Clarín publicó una nota muy interesante con una de las arqueras del seleccionado femenino que está en Río de Janeiro, Valentina Kogan.
JUEGOS PANAMERICANOS : LA ARQUERA DE LA SELECCION DE HANDBALL Y SU LUCHA CONTRA LA DIABETES
Toda la valentía de Valentina
Cuando la vieron llegar después de 15 días de campamento en Córdoba, con sus compañeros del colegio Tarbut de Olivos, los padres de Valentina Kogan notaron que había bajado de peso. Estaba deshidratada y se había orinado encima. Los estudios médicos fueron claros: diabetes. A los 10 años, la nena supo que era insulinodependiente. La niña creció y se convirtió en la arquera del seleccionado de handball que debutará el viernes en los Juegos Panamericanos.
"Me mido el nivel de glucosa antes de cada partido y a veces me controlo en el entretiempo. Soy muy natural y me inyecto insulina en cualquier parte, sin pudor. En el equipo ya están acostumbradas", le relata a Clarín en la Villa Panamericana.
Le costó contar su verdad. "No quería decir que era diabética porque pensaba que sería un problema. Pero todos tenemos derechos a no ser discriminados", argumenta.
Peor fue lo que vivió apenas arribó a Almería para jugar en la División de Honor española de 2004. "Tuve hipoglucemia y me desmayé mientras dormía. Estuve internada y todo. Pensé que me iban a mandar de vuelta", recuerda.
Su historia simboliza la comprensión de que estar enfermo no implica la parálisis de la voluntad. Es licenciada en Relaciones Internacionales y una arquera respetada. "Prefiero un pelotazo en la cara a que me muelan a palos en la cancha", bromea la arquera de Sedalo, apasionada del deporte.
Se mide la glucosa cuatro veces por día y cuando lo necesita, se aplica la dosis subcutánea. En la Villa padeció las mil y una para que le dejaran entrar las jeringas. "El deporte actúa como insulina, pero al mismo tiempo un partido te genera tanta adrenalina que te puede pegar", describe.
Hoy lo único que quiere es que empiece la fiesta. "Cuando terminó la final que perdimos en los Juegos de Santo Domingo 2003, lo único que quería es que estos cuatro años pasaran cuanto antes para vivir esta experiencia de nuevo".
¿Cómo describir entonces la alegría de Valentina?
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